SOSTENIBILIDAD

Educación para romper con la pobreza infantil

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Educación para romper con la pobreza infantil
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CaixaBank

16 Octubre, 2020


En España, uno de cada tres niños vive en riesgo de pobreza y exclusión social, según la ONG Save the Children. Es más, un estudio de Unicef asegura que las tasas de pobreza infantil en España son de las más altas de los países industrializados. Solo superan a nuestro país Letonia, Estados Unidos y Rumanía.

Los datos son más que evidentes, pero la pobreza infantil en España es una realidad incómoda que se suele ignorar. Es el gran elefante que se ha colado en la habitación, que no se quiere ver, pero que igualmente está ahí. Abordarlo es un asunto de la máxima urgencia, porque se trata de un problema que pone en jaque el futuro de las próximas generaciones. Y la educación parece ser una de las armas más poderosas que tenemos para su solución.

La importancia de reaccionar a tiempo

Tal y como explica Unicef, la pobreza infantil es un problema que se debe atajar desde el principio. Esto se debe a que los niños con peores niveles de bienestar arrastran las consecuencias durante toda su vida. Tratar de mitigar ese impacto cuando son adultos no solo reduce las probabilidades de éxito, sino que resulta más costoso y complicado. En este contexto, la educación aparece como un antídoto contra las desigualdades que se generan en la infancia y que pueden marcar toda la vida de un niño.

Este es uno de los principales motivos por los cuales la ONU fijó uno de sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en torno a esta cuestión. En concreto, el ODS nº4 (Educación de calidad) propone garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, así como promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida como una vía para garantizar la prosperidad de los adultos del futuro.

Sin embargo, esta meta se ha visto amenazada este año debido a la pandemia del coronavirus. Según un informe de Forética, el cierre de los centros educativos afectó a 9,5 millones de estudiantes en España e imposibilitó, en muchos casos, los resultados de aprendizaje pertinentes.

Además, las desigualdades en el acceso a internet y a dispositivos electrónicos que permiten seguir las clases en caso de aislamiento provocan a su vez una brecha cada vez más profunda entre los estudiantes que forman parte de familias con un buen nivel adquisitivo y aquellos que no. Según Forética, esa desigualdad entre familias y centros educativos con más o menos recursos genera cada vez más conflicto social.

Educación para mitigar las desigualdades

El papel de la educación para romper el círculo vicioso que lleva a un niño en riesgo de pobreza a vivir en precario toda su vida es hoy más importante que nunca. Tanto es así, que la OCDE ha pedido recientemente a los gobiernos que la educación se convierta en una inversión prioritaria para que la actual crisis no acentúe las desigualdades sociales.

Los datos avalan esta petición. Por ejemplo, el organismo señala que, de media, el 78% de los jóvenes que tienen entre 25 y 34 años y un diploma de educación secundaria superior tienen empleo, frente al 62% que no. Un tipo de estudios que también parecen dar acceso a mejores salarios: en los países de la OCDE, los trabajadores a jornada completa con educación secundaria superior ganan un 23% más que quienes han abandonado los estudios. Esa diferencia se acentúa si subimos un escalón más, ya que los que llegan a la educación terciaria tienen salarios un 54% más altos que quienes se han quedado en secundaria superior.

Esta realidad ha llevado a la OCDE a calificar la educación secundaria como una buena protección frente al desempleo. Se trata de una afirmación que se alinea con la concepción de la educación no solo como una cuestión de justicia social, sino también como una inversión. Según el Banco Mundial, un año adicional de escolarización puede llegar a aumentar los ingresos en el 10% anual. También que invertir en trabajadores más capaces a cualquier edad genera mayores beneficios que las inversiones realizadas sobre trabajadores con menor capacidad. Un concepto que se comienza a desarrollar a edades tempranas.

Pasar a la acción

Cultivar la educación como una manera de abordar y reducir la pobreza infantil requiere de acciones concretas. A una mayor inversión en la formación de niños y adolescentes por parte de las distintas administraciones se suman las iniciativas de empresas y organismos de todo tipo con un único objetivo: facilitar una educación de calidad que les ayude a construir un futuro mejor.

Un ejemplo de ello es el programa CaixaProinfancia de Fundación “la Caixa”. En colaboración con CaixaBank, han entregado durante este inicio de curso un total de 119.895 kits escolares a menores que viven en hogares vulnerables, con el objetivo de facilitarles mayores posibilidades para aprender, crecer y crear su camino hacia un futuro mejor.

En este proyecto han participado más de 400 entidades sociales, que han permitido detectar las necesidades más importantes de estas familias. Los Voluntarios de “la Caixa” han ayudado en las labores de entrega de los kits de material escolar, adaptados a cada ciclo educativo. Estas y otras experiencias de voluntariado son las que protagonizarán la Semana Social Digital de Voluntarios “laCaixa”, que este año se desarrollará en formato online entre los días 17 y 25 de octubre.

Además, la entidad desarrolla distintas iniciativas dentro de su estrategia de Responsabilidad Social Corporativa relacionadas con el ODS nº 4 (Educación de calidad). En concreto, destacan las destinadas a mejorar la educación financiera, una cuestión fundamental para que las familias puedan desarrollar su economía de manera saludable. Desde talleres de finanzas básicas para chicos de 4º de la ESO a actividades con adultos, este tipo de actuaciones son una contribución a la mejora de las condiciones económicas del entorno en el que viven niños de toda España.

Apostar por la educación de la infancia es una inversión en el futuro de todos. Contar con ciudadanos correctamente formados es la base sobre la que una sociedad puede construir su prosperidad presente y futura.

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