SOSTENIBILIDAD

“Es esencial que las mujeres no tengamos miedo al elegir estudios”

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“Es esencial que las mujeres no tengamos miedo al elegir estudios”
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CaixaBank

17 Diciembre, 2020


Natalia Franch lo tenía claro: desde que configuraba proyectores y ordenadores en el instituto por simple intuición, sabía que la tecnología era lo suyo. Así que decidió estudiar Ingeniería Informática en la Universitat Jaume I de Castellón. Ella era la única mujer en la mayor parte de las clases a las que asistía.

Distinguida en la segunda edición de los Premios WONNOW, otorgados por CaixaBank y Microsoft a las mejores alumnas de grados STEM, Natalia trabaja actualmente como analista en el departamento de Ciberseguridad de CaixaBank. Esta ingeniera comparte su experiencia con otras mujeres que se plantean realizar carreras técnicas para animarlas a dar el paso y estar presentes en unas disciplinas, las STEM, en las que la presencia femenina es muy necesaria.

¿Cuándo comenzaste a tener inquietud por la tecnología?

Mi inquietud por la tecnología comenzó cuando empecé secundaria. De hecho, yo dominaba los proyectores, que empezaban a utilizarse en los institutos, cuando nadie más sabía manejarlos. Siempre me encargaban gestionarlos incluso en otros cursos, desde donde me llamaban para ayudarles a conectar el proyector, configurar el ordenador… todo era nuevo. Y lo hacía desde la intuición.

Era un tema que me interesaba mucho y que conocía simplemente porque me apetecía. Era algo innato en mí.

¿Y desde cuándo supiste que querías estudiar algo relacionado con la tecnología?

Lo tuve muy claro desde 4º de la ESO. Quería estudiar Ingeniería Informática. Aunque mi primera inclinación fue estudiar Matemáticas, ya que tengo una referente en mi familia, mi tía, que había estudiado esa carrera. Como en mi etapa del instituto vi que la tecnología era un don innato para mí, decidí tomar finalmente ese camino.

¿Contaste con apoyo en tu entorno para realizar ese tipo de estudios?

Mi familia siempre me apoyó a la hora de realizar este tipo de estudios, pero es cierto que tanto familiares como amigos me preguntaron si realmente estaba segura porque es una carrera que tiene fama de complicada. También me dijeron que sería la única chica y si eso me iba a suponer un inconveniente. Eso, y más en esa época que suele ser de incertidumbre, influye, pero de todas formas siempre me he sentido muy apoyada en mi elección.

¿Por qué crees que podían surgir ese tipo de comentarios?

En mi entorno no conocíamos a ninguna chica ingeniera. Este tipo de profesiones presentan ciertos estereotipos marcados en la sociedad que hacen que te vean menos capaz de desarrollarlas. Simplemente, porque no hay referentes femeninos en ese ámbito.

¿Ha cambiado tu propia percepción acerca de la Ingeniería Informática después de haberla estudiado?

Sí, mi percepción cambió por completo porque en bachillerato yo no había estudiado nada relacionado con Informática. No tenía ninguna asignatura optativa en ese ámbito y yo no sabía ni lo que era programar.

Obviamente, yo sabía que la Ingeniería Informática no consistía en arreglar un proyector, ni mucho menos, pero tenía curiosidad y ganas de aprender. Así que entré en la carrera sin saber prácticamente nada, a diferencia de mis compañeros, de los cuales muchos procedían de ciclos formativos o de haber cursado Informática durante el bachillerato. Me decían: “¡Pero si no sabes nada!”. Y yo respondía: “Bueno, para eso estoy aquí”.

¿Por qué crees que hay tan pocas chicas en carreras como la tuya?

Yo tuve la suerte de tener una referente en el ámbito de las disciplinas STEM, que es mi tía Pilar, que estudió Matemáticas. Sin embargo, hay más mujeres matemáticas que informáticas. La directora de mi carrera me dijo que las mujeres éramos solo un 12% de los estudiantes en toda la carrera en el año 2019. Eso, junto el elevado nivel de abandono, tanto por parte de chicos como de chicas, hace que nos graduemos un número muy reducido de mujeres. De hecho, yo era la única en la mayoría de las clases a las que he acudido a lo largo de toda la carrera.

A mí, personalmente, me cuesta encontrar una explicación a esta situación, porque yo siempre tuve muy claro lo que quería aprender. Sin embargo, es cierto que el entorno te suele animar a que estudies otro tipo de carreras, bien por miedo, o bien porque es una época complicada en la que no sabes muy bien qué decidir. Todo esto hace que, si no tienes una elección muy clara, acudas a un campo que conoces más y que sabes con seguridad que te va a gustar.

¿Qué opinas de los premios que, como WONNOW, buscan visibilizar a las estudiantes que optáis por este tipo de carreras?

Creo que son muy necesarios este tipo de premios que dan visibilidad a las mujeres que han estudiado carreras STEM. La razón es que nuestra presencia es muy minoritaria y no creo que sea cuestión de tener uno u otro género. Más bien, tiene que ver con todo lo que nos han inculcado desde pequeños en la sociedad.

En mi caso, yo agradecía mucho tener a mujeres como profesoras durante la carrera, ya que tenía pocas compañeras. También en los Premios WONNOW tuve la ocasión de conocer a otras nueve ingenieras. ¡Nunca había conocido a tantas ingenieras juntas!

¿Por qué decidiste presentarte a estos premios?

Vi la oportunidad de presentarme a los premios cuando ya estaba en la última etapa de mi carrera porque mis compañeros me insistieron mucho. Nos habían enviado un correo a través de la universidad para animar a las alumnas a participar en los premios WONNOW y la idea me atraía, pero estaba en plenos exámenes y no lo veía claro. Mis compañeros me dijeron que, al ser la única chica en nuestro grupo, tenía la obligación de presentar mi currículo y hacer las pruebas para convertirme en un referente para muchas otras mujeres.

¿Y qué significó para ti ganar los premios WONNOW?

Me dijeron que estaba seleccionada un martes 13, que parece que tiene que ser un mal día, pero lo cierto es que para mí no lo fue. No se lo había contado a mucha gente para no gafarlo. Cuando me dieron la noticia, me alegré muchísimo. Me iba a estudiar un máster a Madrid, pero finalmente acabé en Barcelona, trabajando en CaixaBank. Era verano, estaba de vacaciones y se lo conté a mi madre. Soy de un pueblo pequeño y acabamos todos tomando algo en el bar a mi salud.

¿Qué le dirías a una chica que quiera orientar sus estudios hacia el ámbito tecnológico?

A una chica que esté valorando estudiar una ingeniería le daría muchos ánimos y también le diría que las mujeres somos muy capaces. Aunque es un mundo nuevo, lleno de incertidumbres y que nos va a exigir aprender muchísimo, tenemos que estar en él. El mundo va orientado a profesiones STEM y van a ser necesarias mujeres en este ámbito  para que haya diversidad en los equipos del futuro.

¿Qué opinas sobre la brecha de género en este ámbito?

Creo que la gente no es muy consciente del bajo número de mujeres que estudian Ingeniería Informática. De hecho, creo que mi carrera es, de largo, la que tiene menos mujeres en sus aulas, pero tenemos que estar ahí.

Por otro lado, sí que he notado que, en promociones posteriores a la mía, el número de mujeres en los primeros años ha aumentado, pero la realidad es que seguimos siendo un grupo muy minoritario. No solo eso: según las estadísticas parece que la brecha de género en estas carreras incluso aumenta. Por esa razón creo que es muy necesario que las mujeres nos veamos capaces desde pequeñas de elegir lo que queremos. Es fundamental que no tengamos miedo a elegir.

¿Qué medidas crees que podrían ayudar a corregir esta situación?

Mi madre siempre me ha dicho que, desde bien pequeñita, le quitaba los puzles a mi hermano mayor y los hacía yo solita. Por eso creo que es tan importante la igualdad en cosas básicas como los juegos desde la infancia. Un Lego podría asociarse a Ingeniería Industrial y un videojuego, con Ingeniería Informática o de Videojuegos.

Parece que las mujeres no estamos presentes en los videojuegos ni en la construcción. Por suerte, esto cada vez evoluciona a mejor. Y espero que, cada vez, podamos ser más mujeres en este ámbito STEM.

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